lunes, 7 de mayo de 2012

 El horizonte emancipado


El desencantamiento del mundo es la erradicación del animismo…el mundo se convierte en caos, y la síntesis en salvación. En el camino hacia la ciencia moderna, los hombres renuncian al sentido.” Adorno & Horkheimer

Extraña paradoja porta esta imagen. Y es que en realidad, una foto, es un objeto re-producido, sin esencia. Mas al traerla-aquí-delante adquiere todo un valor verdadero, poiético. La ciencia nunca entenderá (imposible teorizar un sentimiento: el amor, la esperanza) el valor intrínseco, la dignidad en sí de las cosas.  Precisamente es ahí, en la eclosión dada por alguien más que el hombre,  donde está la posibilidad de salida.

La ecología política es un símbolo de la necesidad de emancipación. Es la escisión con ese modelo de “desarrollo” –el falso progreso– que ve a la naturaleza como un ente más, sometido al dominio humano, y que a la par beneficio a unos cuantos; a costa de la sangre y el sudor de la inmensa mayoría. Sólo a partir de una revolución de conciencia y del despertar de este ponzoñoso letargo, será posible ver al mundo con otro lente. Contemplar a la tierra, a la naturaleza, al otro, por lo que es; parafraseando a los pueblos originarios de América: la madre, el origen. No es una vuelta atrás, es más bien un nuevo sendero.

Atisbar el atardecer, respirar agua de mar y vivir en armonía va más allá de la cárcel de la síntesis, de lo que es dado sistémicamente. Basta ya de falsas necesidades, de Gestell (estructua ontológica mediante la cual el capital abarata al ser), y de muerte en vida.  El horizonte, indomable e infinito, refleja liberación y sentido. Y en el camino hacia la libertad, el hombre se recuperará a sí mismo.

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