El
horizonte emancipado
“El
desencantamiento del mundo es la erradicación del animismo…el mundo se
convierte en caos, y la síntesis en salvación. En el camino hacia la ciencia
moderna, los hombres renuncian al sentido.” Adorno & Horkheimer
La ecología política es un símbolo de la necesidad de emancipación. Es la escisión con ese modelo de “desarrollo” –el falso progreso– que ve a la naturaleza como un ente más, sometido al dominio humano, y que a la par beneficio a unos cuantos; a costa de la sangre y el sudor de la inmensa mayoría. Sólo a partir de una revolución de conciencia y del despertar de este ponzoñoso letargo, será posible ver al mundo con otro lente. Contemplar a la tierra, a la naturaleza, al otro, por lo que es; parafraseando a los pueblos originarios de América: la madre, el origen. No es una vuelta atrás, es más bien un nuevo sendero.
Atisbar el atardecer, respirar agua de mar y vivir en armonía va más allá de la cárcel de la síntesis, de lo que es dado sistémicamente. Basta ya de falsas necesidades, de Gestell (estructua ontológica mediante la cual el capital abarata al ser), y de muerte en vida. El horizonte, indomable e infinito, refleja liberación y sentido. Y en el camino hacia la libertad, el hombre se recuperará a sí mismo.
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